522. Un gato, un chino y mi padre

Una road movie con saudade, es lo que nos presenta Paco R. Baños en su segundo largometraje, que lleva el curioso título de 522. Un gato, un chino y mi padre.
522 son los pasos máximos que George, la protagonista, es capaz de alejarse de su casa, pues padece una especie de agorafobia.
Le es muy difícil salir de su zona de confort, pero la muerte de su gato Fernando, le obligará a emprender un viaje, junto a su amigo de la tienda de chinos, en busca de sus raíces.
Para ello, ambos y las cenizas de su gato, emprenderán un viaje desde Sevilla hasta el Cabo de San Vicente, siguiendo la ruta que marca un libro de viajes escrito por el padre de George.
Este intento de George por recuperar su pasado servirá de elemento liberador, y hará que la joven comience a tomar las riendas de su mundo.
A su vez su amigo Chino-japonés, también emprende un viaje para recuperar un viejo amor y cerrar heridas del pasado.
Una historia que nos habla sobre la necesidad de no renunciar a nuestro pasado, a nuestras raices y sobre como poder afrontar nuestros miedos.
Natalia de Molina, lleva todo el peso de esta historia que aunque en ocasiones el planteamiento narrativo es un tanto caótico, la actriz consigue con su interpretación que nos sintamos atrapados también en ese mundo del que solo podemos alejarnos 522 pasos.
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