Ayer despedimos después de 23 temporadas a la familia Alcántara-Fernández.

Todavía con el alma helada por los atentados de las torres gemelas, el 13 de septiembre de 2001 nos sentamos delante del televisor a conocer a esa familia que en el año 1968 iba a tener su primera televisión para poder disfrutar de la victoria de Massiel en el Festival de Eurovisión.

Y ayer en un capítulo ambientado en ese septiembre de 2001, les dijimos hasta siempre.

Carlos regresó de Nueva York después de trece años a petición de su abuela que deseaba verle y esta le encargó una misión difícil que los hermanos volviesen a estar unidos.

Con este encargo para su Carlitos y bajo una encina a Herminia se le paró el corazón, y el nuestro se paró a la vez, no por esperada no deja de ser una muerte televisiva que llena de lagrimas nuestros ojos, como lo hiciesen la de Chanquete en Verano azul o la de Marcial en Médico de Familia.

Una orquesta entonando una canción de Sonia y Selena, fue testigo de la nueva oportunidad que se ha dado la familia porque el amor todo lo puede como nos han enseñado tantas veces.

Con una temporada sensacional en la que cada capítulo se ha dedicado a un miembro de la familia, se da por concluida la serie mas longeva de la televisión española.

Ha sido un dignísimo final a 413 capítulos en los que hemos atravesado el franquismo, la transición, el mundial del 82, los juegos olímpicos…. Y les ha faltado llegar a 2010 para presenciar como España fue campeona del mundo de futbol.

Siempre guardaremos en nuestro corazón la tozudez del Parriba, la mirada tierna de Mercedes y a sus hijos con los que distintas generaciones nos hemos identificado y crecido, enamorado, reído y llorado.