Javier Veiga, dirige, escribe e incluso tiene un papel en Playa de Lobos una cinta donde nos hace ver que todos debemos hacernos responsables de nuestros actos por pequeños que estos nos parezcan.

Debemos asumir siempre nuestra responsabilidad en todo lo que hacemos y esto es lo que le hace ver Klaus a Manu, o lo que es lo mismo Guillermo Francella a Dani Rovira, en un verdadero tour de force interpretativo.

Manu trabaja en un chiringuito de playa y Klaus es un turista que no tiene intenciones de abandonar el recinto al llegar la noche, se niega a levantarse de la última tumbona que falta por recoger.

Lo que en principio parece una comedia, empieza a cobrar tintes de thriller psicológico, podía parecer una discusión más con un turista, pero cada vez se va convirtiendo en algo mucho más complejo, en seguida Manu comprende que Klaus no está allí por casualidad, si no para hacerle una propuesta bastante inquietante.

Veiga se ha servido en esta cinta no solo de unos diálogos brillantemente escritos, sino de recursos como introducir “números musicales” si se les puede llamar así a modo de coro griego, advirtiendo al espectador de lo que pasará.

Veiga juega con la incomodidad del espectador, que nos hace transitar a gran velocidad entre el cariño u odio a partes iguales por ambos personajes, son dos tipos totalmente opuestos, pero es muy difícil posicionarse con las actitudes de uno u otro.

La película fue muy bien recibida en su estreno en el Festival de Málaga fuero de concurso, aunque todavía se desconoce la fecha de su estreno.